Mientras mi reencuentro con el sujeto encandilador se hace esperar, yo me sigo entreteniendo con mi mente. Siguiendo la consigna de Susana Giménez “Puedo vivir sin hombres pero nunca sin amor” ando por la vida imaginándome como sería mi vida al lado de cada sujeto que se me cruza por la calle, cada cliente que pasa por el local, el amigo de mi amigo, el hermano de mi amigo (y viceversa) y así hasta culminar en alguien de la familia. Ahí es donde hago un stop mental y vuelvo a empezar desde el principio porque considero que imaginar y delirar no siempre quieren decir lo mismo eh!. Anoche fui al mercadito chino (frente a mi edificio) a comprar cotonetes, y como no podía terminar el día sin que me pase alguna desgracia, era obvio que si no se me caía un pedazo de mampostería del techo, se cortaba la luz o algo siempre me pasa. Por fortuna fue lo segundo, por desgracia fue justo cuando estaba a dos personas de la caja fuckkk. El chino tardó como veinte minutos en apretar el botoncito que ...
si no sabes adonde vas, cualquier camino sirve