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Mostrando las entradas de 2019

ROTA

“No sé nada. No solamente quién soy sino cómo habría que ser. El negro y el blanco se confunden, el mundo es un magma y no tengo ya contornos. ¿Cómo vivir sin creer en nada ni en mí misma?” Simone de Beauvoir - La mujer rota.  Y casi citando a Frida Khalo y lo irónicamente bien que se siente estar rota, frustrada, cansada, harta, así pero más sutil. Así me siento. Disimulando por lugares, riendo mientras se sirve el vino, y se sirve y no se acaba. Así. Mientras la música aturde y un poco me pierdo, queriendo. Mientras la soledad que tanto añoro me deja sin su compañía. Mientras el sexo no sabe a nada, o da lo mismo. Mientras el espejo refleja lo intacto, y solo quiero desprenderme la piel cual saco de invierno y lamerme las heridas que brotan cada tanto, como un quiste benigno que no mata pero molesta Repetirme, yo me amo. Siento que pasa la vida, y el sentido sigue ahí lejos.  Por más que lo intente, No hay nada más triste que repreguntarte si eres feliz. Un jarrón roto,

VEINTICUATRO DEL CINCO

Es cierto,  tenías razón. Me hubiese gustado contártelo porque solo vos sabés a qué profundidad el óvulo más maduro se liberó del ovario para crearme, porque supongo que eres lo más parecido a la certeza que tuve a un día de estar viva. cuántas veces en mis treintaypico repetí esa frase mientras dormía acercándome como una polilla de la luz y alejándome con esa –mía- capacidad de moverme como una ficha de colores hacia la casilla de salida y salir sin tirar nada. Sabes, No pasamos por la vida sin dejar huella, lo otro es un slogan . Pero a oscuras he visto cumplirse lo que decías partida tras partida Te pido perdón si mi memoria está arañada, Pero recuerdo tu sonrisa, el sonido de tus carcajadas… Tu cara ruborizada. El ímpetu remolinezco imposible de vencer. Perdón, otra vez mi memoria arañada… o dormida. hoy me pregunto de dónde se obtiene tantas fuerzas para los revés del destino, para tener la caradurez de consolar y seguir adelante, para buscar cada día n

INSERTE UN PLAN

Y cuando no hay planes, el único plan pre dispuesto que acompaña, es escribir. Porque escribir (a diferencia del baile, la aritmética o conquistar reinos) me sale bien, y es algo que está al alcance todos, aunque seas pobre y estés solo, aunque tengas muchos años o muy pocos, la idea está ahí, las palabras fluyen y el aislamiento inspira, respira. Hay paz en uno, hay ganas y desapego.  Si hay vino, mucho mejor. Y allí estaba yo, sumergida en esa lectura -quizá la más absurda- la que no pensaba leer, o por lo menos, la que no figuraba en mi lista de “planes” y entonces apareció Caitlin Moran que desde su “Cómo se hace una chica” abrió un paréntesis en medio de ésta noche de “no planes” y no tuvo mejor idea que insertar uno.   La ira sólo es miedo que ha alcanzado el punto de ebullición. Y lo que pasa con las personas cuando tienen miedo es que si les pides consejo, sobre el tema que sea, sólo saben decirte una cosa: "Corre". Voy en avión. ¡Voy en avión! ¡