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Mostrando las entradas de abril, 2022

YA NO SIN TI

“Nunca se escapa la que se quiere dejar coger”. Francisco de Goya. Me gusta irme de vos y regresar a contarte mis aventuras, la soltura de mi ombligo, la danza de mi cadera, las manos que me aprietan la cintura, el sabor de mis dedos en la madrugada porque somos una misma llama, amando lo que fuimos, abrazando lo que somos. Traigo un orgasmo en la yema de los dedos, cosquilleándome el útero, humedeciendo mi sexo, haciendo espirales al centro de mi cuerpo. El viento sopla y me evaporo. Me despido del mundo, cierro la puerta y apago las luces para quemarme a solas. Al finalizar la semana viendo el amanecer del domingo, pájaros en la ventana y la luz del sol bañándonos, te conté todo, te gustó y penetraste mi cuerpo por completo y seguimos juntos, como siempre.

PRETÉRITO IMPERFECTO

“No creo en el destino. Creo en las señales.” Elisabet Benavent Si eres de los que proyectan tal vez te encuentres como yo y mis hace 20 años atrás imaginando cómo sería mi vida en el futuro, pensando cómo será mi esposo, mis hijos, mi trabajo, mi hogar. Ese nimbo pintoresco de felicidad y perfección. A medida que pasa el tiempo te vas acercando a la única verdad que significa la existencia y que difícilmente se cumplirán alguno de tus pronósticos, pero puede ocurrir que tengas cierta certeza de que una de ellas pueda cumplirse. Entonces es cuando a mitad de la vida te lanzas al mar y nadas hacia algún propósito, solo, sin faro ni salvavidas. Hasta que golpeas tu cuerpo adormecido por las olas y la sal contra un risco, y duele. Duele enterarte que las personas cambian, no solo de aspecto, de mentalidad, de hábitos sino que también de sentimientos. Y vos cambiaste. No puedo volver el tiempo atrás y sentarme a soñar y proyectar de nuevo, no puedo y no quiero saber si realmente me convi

MÁS DE ESO

“Ella es el ornamento de su sexo.” Charles Dickens Tengo un tema y es que no puedo vivir sin sexo, es decir, soy un ser humano, uno, dos días me lo banco pero no más y eso me desespera, mi mente se vuelve paranoica y mi ansiedad avasalla a mi humor y a mi paciencia y hoy fue uno de esos días, el día tres. Llegada de un día largo de mucho trabajo (para no pensar), una vez más, me encontraba sola en mi habitación, bebiendo un resto de malbec con la mirada perdida. Sólo podía pensar en él, en sus manos, sus ojos, y su fuerza que me transporta a los confines más oscuros y perversos de mí ser. Solo pensarlo hizo que mi cuerpo se estremeciera y ardiera en deseo, aunque por momentos trataba de controlar mi mente, pero era inútil, era el día tres. Comencé a bajar la mano y a jugar con mi cuerpo. En mi mente sólo aparecía él y sus manos abrazándome con desesperación, con hambre pero con ternura. Mi sexo estaba húmedo e hinchado a tal grado que el simple roce con mis dedos me estremecía y a

LOS MÁS FELICES

“Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una”. Voltaire Más allá de que sea un cliché cultural acentuado por las redes sociales, la música de moda, las películas, los libros de auto-ayuda, las sectas y los coloquios de superación personal. Todo, pero todo en este mundo está diseñado para celebrar la felicidad. ¿Pero qué mierda es la felicidad? Por un lado nos encontramos con que la felicidad debe, idealmente, demostrarse e inmortalizarse rápidamente en una fotografía, exponiéndonos a una especie de competencia para ver quién es más feliz o, a una angustia ante la naturaleza pasajera de dicho estado, lo cual exige sonreír, y los que sonríen más grande, automáticamente obtienen la distinción de “los más felices”. Por otro lado, está comprobado que contemplar la felicidad ajena en las redes genera depresión, what?. Y ¿qué pasaría si un día simplemente no estoy con ánimo de vivir momentos felices y prefiero, por ejemplo, entrega