Ir al contenido principal

PRETÉRITO IMPERFECTO

“No creo en el destino. Creo en las señales.”
Elisabet Benavent


Si eres de los que proyectan tal vez te encuentres como yo y mis hace 20 años atrás imaginando cómo sería mi vida en el futuro, pensando cómo será mi esposo, mis hijos, mi trabajo, mi hogar. Ese nimbo pintoresco de felicidad y perfección. A medida que pasa el tiempo te vas acercando a la única verdad que significa la existencia y que difícilmente se cumplirán alguno de tus pronósticos, pero puede ocurrir que tengas cierta certeza de que una de ellas pueda cumplirse. Entonces es cuando a mitad de la vida te lanzas al mar y nadas hacia algún propósito, solo, sin faro ni salvavidas. Hasta que golpeas tu cuerpo adormecido por las olas y la sal contra un risco, y duele. Duele enterarte que las personas cambian, no solo de aspecto, de mentalidad, de hábitos sino que también de sentimientos. Y vos cambiaste.
No puedo volver el tiempo atrás y sentarme a soñar y proyectar de nuevo, no puedo y no quiero saber si realmente me conviene, si hicimos bien en rebobinar la cinta, no quiero y no puedo tomarme el lujo del tiempo. Y vos cambiaste.
El tiempo ha borrado de mi memoria lo especial de la vida, y hoy solo le sigo el juego al destino, porque ya no encuentro nada que me ayude a recordarlo.
Mi cuerpo alimentado de ilusiones durante mucho tiempo, puede que ahora esté en huelga de hambre y vaya muriendo lentamente…
Creo que ha llegado el momento de cortar los hilos que me unen a un pasado demasiado pesado, un pasado con tiempo y recuerdos tan lejanos como angustiosos, a ilusiones estropeadas por el temporal de los cambios.
Y vos cambiaste.
Y yo cambié.