Pasaba por la vidriera de Sisca, una librería de la zona camino al trabajo, mientras me actualizaba con los nuevos títulos y autores no podía evitar que mi mirada escapara hacia el stand de los clásicos. Martín, es uno de los dueños, me conoce de venir siempre y casi nunca llevar nada, es de esas personas que no hablan y si lo hacen es por una necesidad, un pésimo vendedor. -Viniste a buscar el Walden? -Qué? PERDÓNN –si, con doble ene- -Walden, el que me encargaste hace dos meses? Porque, –me lo entrega en mano- ya lo tengo. -Si, lo veo. –ya me había olvidado y no traje dinero, pensé- Gracias pero, lo retiro mañana –le respondí con incomodidad mientras ojeaba velozmente la sinopsis, antes de salir corriendo-: «Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, afrontar únicamente los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender o no lo que tenía que enseñarme, no fuera que, cuando estuviera por morir, descubriera que no había vivido.» ...
si no sabes adonde vas, cualquier camino sirve