Cómo culpar al viento del desorden, si fui yo quien abrió la ventana?
Un día en el pasado pedí vivir todas las emociones, incluso quise inventar nuevas, por eso el amor está en otro nivel, uno más alto al de los mortales.
Ya estuve en todos los lugares, inclusive todos a la vez, por eso no temo salir del cuerpo para hacer el amor con el alma.
Te mentiría si dijera que no haré nada para que te vayas, me conozco y sé que en cualquier momento buscaré la forma de quebrar las cosas, la parte jodida dentro de mí se esfuerza por decir que no merezco lo que tus sueños me cuentan, la otra parte duerme y no piensa.
Son días malos, más cortos por el frío o porque últimamente estamos hechos de encuentros fugaces. Te miro y no te reconozco, me miro y me siento fatal. Será que me cuesta aceptar que tengo miedo a perderte? Perdón, pero nunca llego a esa conclusión, será porque me tienes apartada de lo usual, como un diamante brillante, tu chica Tiffany’s posando en un escaparate al que siempre regresas porque insistes en comprarme y guardarme en tu caja fuerte. Será? Pero hoy no, lo siento, no estoy de humor, son días malos y creo que tengo miedo.
No hay nada más frustrante que sentir miedo, puedes fingir la sabiduría de estar en el lugar adecuado o no, puedes fingir ser coherente y justo, e incluso puedes fingir templanza y saber estar, pero a la hora de la verdad lo que no subyace es la estabilidad, no puedes ir en contra de la debilidad y ninguna debilidad es tan grande como el miedo, pues es la madre de todas las debilidades.
No llores –me repito- es solo un estado de ánimo, pasará y si no pasa, siempre estará ese horrible lugar al que escapo cuando ya no puedo con el mundo. Te esperaré allí, sigilosa e impenetrable desde la oscura soledad de mi sótano mental, quizás muera un tiempo hasta que me traigas de vuelta, y sonreiré frente a la computadora mientras escribo cosas ocurrentes, mientras me observas sin entender pero, te enamora, estaré brillante y aún más después de un beso, después del fuego. Estaremos juntos, en cualquier lugar y en todos los horarios que puedas darme.
Brillante… como un diamante.
Un día en el pasado pedí vivir todas las emociones, incluso quise inventar nuevas, por eso el amor está en otro nivel, uno más alto al de los mortales.
Ya estuve en todos los lugares, inclusive todos a la vez, por eso no temo salir del cuerpo para hacer el amor con el alma.
Te mentiría si dijera que no haré nada para que te vayas, me conozco y sé que en cualquier momento buscaré la forma de quebrar las cosas, la parte jodida dentro de mí se esfuerza por decir que no merezco lo que tus sueños me cuentan, la otra parte duerme y no piensa.
Son días malos, más cortos por el frío o porque últimamente estamos hechos de encuentros fugaces. Te miro y no te reconozco, me miro y me siento fatal. Será que me cuesta aceptar que tengo miedo a perderte? Perdón, pero nunca llego a esa conclusión, será porque me tienes apartada de lo usual, como un diamante brillante, tu chica Tiffany’s posando en un escaparate al que siempre regresas porque insistes en comprarme y guardarme en tu caja fuerte. Será? Pero hoy no, lo siento, no estoy de humor, son días malos y creo que tengo miedo.
No hay nada más frustrante que sentir miedo, puedes fingir la sabiduría de estar en el lugar adecuado o no, puedes fingir ser coherente y justo, e incluso puedes fingir templanza y saber estar, pero a la hora de la verdad lo que no subyace es la estabilidad, no puedes ir en contra de la debilidad y ninguna debilidad es tan grande como el miedo, pues es la madre de todas las debilidades.
No llores –me repito- es solo un estado de ánimo, pasará y si no pasa, siempre estará ese horrible lugar al que escapo cuando ya no puedo con el mundo. Te esperaré allí, sigilosa e impenetrable desde la oscura soledad de mi sótano mental, quizás muera un tiempo hasta que me traigas de vuelta, y sonreiré frente a la computadora mientras escribo cosas ocurrentes, mientras me observas sin entender pero, te enamora, estaré brillante y aún más después de un beso, después del fuego. Estaremos juntos, en cualquier lugar y en todos los horarios que puedas darme.
Brillante… como un diamante.