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RUTINA

Otro día más que termina, así como las ansias de verte que al paso de las horas se nublan con rapidez, se pierden entre las estrellas, y elijo perderme con ellas para por fin entregarme a tus brazos.

Hoy no quiero tu compasión, no me cures las heridas.

No hables, no hablemos. Eso nos distrae de lo urgente.
Posa tu cabeza sobre mis piernas mientras escuchamos aquella misma canción.
Un último indulto a la melancolía del fin del día, de la jornada agria, lejos de tus labios, de tus manos, de tu olor.
Matemos al día, olvidemos la rutina y las preocupaciones, que el alma –dicen- no entiende de riquezas ni bondades.
Y a mi corazón -si te soy sincera- únicamente le importan los orgasmos.
Contigo.