Estoy triste y como siempre recurro a la escritura como medio de escape. Ayer se murió mi conejito, mejor conocido como “Señorconejoblanco” con el que viví casi dos años, era mi única compañía al llegar a casa ante tanta soledad, era un conejito hermoso, muy subestimado por ser conejo pero era muy inteligente, lo amé tanto que me duelen los ojos de tanto llorar. Ayer por la tarde -antes de regresar a mi trabajo- le llené su cubeta de agua y el asomó su nariz y sus patitas para que lo acariciara una vez más, -siempre me hacía lo mismo- y eso fue lo último que recibí de él. Se fue una gran compañía para mí que durante los violentos últimos tiempos me alegraba el sólo hecho de verlo, lo recordaré y lo amaré por siempre. Ahora lo extraño y lloro porque siempre lo voy hacer, es que fue tan doloroso haberlo visto así, como que no lo puedo creer, hubiera querido tenerlo conmigo para siempre. Recuerdo sus alimentos preferidos y que le gustaban cosas aparte del alimento normal para un conejito...
si no sabes adonde vas, cualquier camino sirve