Dos y cuarto de una madrugada cualquiera, el insomnio como sponsor oficial de nuevas ideas para un nuevo diseño en planta, me sirvo un malbec mientras boceteo y borro, y borro otra vez, las ideas solo son buenas en mi cabeza. Me detengo un momento, respiro, pienso en el tiempo que pierdo por preocuparme tanto en los detalles, como hace el resto de la humanidad para pensar sin dudar, para hacer sin borrar, para existir sin tambalear?… ¿estaré maldita?
La respuesta llegó sola al observar que había agregado
un mínimo detalle que resultaba ser el equilibrio justo entre la función y la
estética, entendí por qué aun siendo mínimo era indispensable, entendí que todo
es parte del todo. La vida es parte del universo, y nosotros mínimas partículas
que funcionan como engranajes de un motor inagotable que siente y respira. Por
tanto, pronosticar los errores por encima de los aciertos no es de pesimista,
es parte del control de la función, es el respeto al otro, es parte de entender
que cada acción tiene una repercusión, una consecuencia y que nuestro trabajo y
la energía que somos siempre se expande en una conexión para luego regresar en
una mejor forma. Es un dar y recibir.
Einstein decía que una de sus verdaderas
preocupaciones era saber que cada decisión y acción de un ser humano tiene
efecto en los demás, y esto me hace pensar en toda la responsabilidad que
cargamos día a día a través de las decisiones y acciones que tomamos. Por qué
estamos acá? Cuál sería la acción correcta entre tantas corrientes que hacen
posible que cualquier estructura sea funcional sin caer en una verdadera
mentira, o peor, creernos convencidos. No hay verdades absolutas.
Y así, una madrugada cualquiera, mientras se acaba
el vino, las decisiones se convierten en un océano de corrientes donde debo
elegir alguna para no fallar/me, no está de más recordar/me que todos ya somos parte
de todas esas corrientes y que las estamos experimentando todas, en este
instante. Lo único que debemos decidir es en cuáles queremos poner nuestra
atención y nuestra pasión.
¿Qué te hace sentir vivo, hoy?
Ya estamos existiendo.
Somos parte del todo.